El sentido de un daño colateral (casualities of war) es una
triste realidad de todas las guerras. Al atacar un objetivo central se olvida
que de éste dependen otras vidas y se sacrifican aquéllas en aras de alcanzar
los objetivos primordiales. Es el caso del Partido Nueva Alianza, el popular
Panal. Surgido de una necesidad natural de la lideresa magisterial, Elba Esther
Gordillo (la de contar con un nuevo refugio ante la salida del PRI en el año
2000) el Panal era una de esas apuestas seguras bajo el esquema de una Elba
Esther omnímoda y absoluta al frente del SNTE. El sindicato magisterial le
proveía del dinero y la capacidad de movilización.
Todo estaba bien, hasta que la conocida Maestra le llenó el
hígado de gises al poder en turno y éste decidió descabezarla. Desligado de la
ubre nutricia, sin los inmensos recursos que le representaba
el-sindicato-más-grande-de-América-Latina, el Panal experimenta hoy una
contracción y se encuentra amenazado por la inanición. Por primera vez desde su
fundación, muestra su verdadero tejido interno. Lo que lo mantuvo no fue su
capacidad acomodaticia, que hizo de las alianzas una moneda de curso legal para
comprar su permanencia en la escena política. (Sintomáticamente, el partido se
llama Nueva Alianza). Tampoco basó su éxito en su burda estrategia de
despotricar en contra de “los políticos” a favor de “los ciudadanos”, en franca
reminiscencia de Cantinflas en “Si yo fuera diputado”. Hoy advertimos que lo
que le daba su vitalidad era, simplemente, el dinero de su amo y señor, el
SNTE.
La desesperación del Panal es tan notoria que han caído en
errores grotescos, lo que en la historia de este instituto debe ser una especie
de récord. El caso del estado de Hidalgo es el más patético, pero no el único:
presionando a los maestros, reconociendo en reuniones que el Panal “les importa
un bledo” y lo que importa es el SNTE y lanzando a los funcionarios panalistas
a hacer campaña de forma abierta, lo que
más tarde o más temprano tendrá consecuencias.
Pareciera una especie de complot maestro para acabar con el
partido turquesa: encarcelar a Elba Esther y cortarles el suministro de
víveres. Pero es claro que no hay tal complot. El objetivo era acabar con los
excesos de la lideresa y al parecer, nadie se acordó de su partido. Los reveses
que ha recibido y recibirá son estrictamente un daño colateral. El objetivo era
Elba Esther. A los propios líderes magisteriales el Panal les importaba un
bledo. A quienes pusieron a la Maestra tras las rejas, también.
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