Una
vez terminado el gran espectáculo televisivo de la visita del papa Francisco,
queda como siempre la frialdad de los números. No todos concordantes,
dependiendo de la fuente. Por ejemplo: algo tan simple como el número de
católicos de México. Sin poner en duda que nuestro país es uno donde la mayoría
de la población profesa esta fe, el Inegi registra un 82.7 por ciento de sus
habitantes, es decir 102 millones de mexicanos, se reconocen católicos. En
cambio, el Vaticano habla de un 91.8 por ciento, 112 millones de católicos en
México. Uno de los países más católicos del mundo. También uno de los más
violentos en inseguros. Y una de las economías más vulnerables también.
Otro número que no es posible precisar
es el costo mismo de la visita. Según la Conferencia del Episcopado Mexicano,
en promedio, cada una de las cinco ciudades anfitrionas invirtió 200 millones
de pesos para recibir al jerarca de la iglesia católica, lo que da un total
aproximado de mil millones de pesos. Pero este cálculo no considera las horas
hombre invertidas por los voluntarios que apoyaron ni las aportaciones que
empresas como Aeroméxico y Fundación Telmex hicieron para financiar la visita.
Tampoco considera el tiempo de
televisión que tanto Televisa como TV Azteca prodigaron al pontífice.
Impertinente aunque revelador fue el comentario de Carlos Loret de Mola en el
sentido de que el show papal no había sido el éxito que se auguraba. Si bien la
tournée pontificia no tuvo el aforo y el rating esperado, el presidente de la Confederación de Cámaras de Comercio, Servicios y Turismo (Concanaco
Servitur), Enrique Solana, calculó en 2
mil 435 millones de pesos de derrama económica. De ser correcto su cálculo, la
visita papal fue un éxito en términos de recuperación económica. La Concanaco calculó
en 3 millones 710 mil personas los asistentes a los diferentes eventos de la
gira papal.
Y si bien los comerciantes suelen
quejarse por los bloqueos y cierres en el centro de la capital, el presidente
de la Canaco-Servytur de la Ciudad de México, Humberto Lozano, negó
cualquier afectación y más bien agradeció la derrama económica con la venta de
artículos religiosos y comida, que estimó en 800 millones de pesos.
Y para añadir más motivos de
beneplácito, el presidente de la Canacope, Gerardo López, calculó que se
habían superado las expectativas de ocupación hotelera en al menos 10 puntos,
al tener reservaciones por el 85 por ciento en la visita pontificia.
Nada mal para cinco misas en las
cuales bromeó, regañó, pidió perdón a los indígenas y habló de temas torales,
pero sin comprometerse. No caigan en manos del narcotráfico (sin condenar a los
cárteles); qué feo el asunto de la violencia (sin recibir a los padres de los
43 de Ayotzinapa). Qué mal la
corrupción, recibiendo todo el apoyo oficial para la visita. Qué malo lo malo.
Ojalá se remedie con homilías y sermones.
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