Cuando las personas que hoy se ubican más
allá de los 35 años de edad estudiaban la primaria, era fecha memorable el 18
de marzo. Los calendarios de pared marcaban en rojo la fecha y señalaban “Expropiación
petrolera” como parte del santoral nacionalista heredado del México
posrevolucionario. El tema era obligado en el programa radiofónico que todos
evitábamos, La Hora Nacional; era obligado asimismo en la ceremonia escolar y
en el respectivo evento oficial donde se multiplicaban las loas a Lázaro
Cárdenas.
Desde hace tres sexenios el debate sobre la
necesidad de capitalizar a Pemex y permitir la inversión privada en la achacosa
estructura del monopolio estatal ha puesto en duda lo celebrable de la fecha. Nadie
duda que la economía del país se sustentó en tener la mano un cochinito que
salvaba todos los despilfarros del gobierno federal. Pero ha sido precisamente
el desaseo, la opacidad cuando no el latrocinio, lo que han llevado a Pemex a
una situación de mera subsistencia.
Y aunque mediáticamente el saqueo más
importante lo representan las tomas clandestinas y pese al gravísimo daño
patrimonial que ocasionan a Pemex, no son ni remotamente las peores pérdidas de la paraestatal. Ello, a pesar de que representan 14 mil 652 millones
de litros de combustible desde 2008, según el propio monopolio. Esto equivale
al 17 por ciento del total del transporte de combustible.
Esto es un delito cometido
contra la petrolera y aunque todo apunta a manos internas, diríamos que es un
hecho por el cual Pemex no tendría la culpa. Pero que el endeudamiento de Pemex
haya pasado de 54 mil millones de dólares en 2010 a 86 mil millones de dólares
al cierre de 2015 ya merece otro tipo de comentario. Hablamos de una
administración ineficiente que despilfarró recursos, pese a lo cual la
producción petrolera cayó, en ese mismo periodo, un promedio de 2.6 millones de
barriles diarios a 2.2. El año 2016 Pemex perdió una cifra récord: 32 mil
millones de dólares. Los datos son de Bloomberg.
Y si el endeudamiento creció, las
pérdidas lo hicieron por consiguiente. En 2016
Pemex reportó un saldo negativo por 296 mil millones de pesos, con lo que suma
más de cuatro años de pérdidas. Desde el último trimestre de 2012 y hasta el
año pasado acumula más de 77 mil millones de dólares de pérdidas.
Ineficiencia administrativa, robo, corrupción sindical:
lastres que han puesto al monopolio petrolero camino a la extinción. Por
cierto: ya que tan fiera es la PGR o las fiscalías locales contra
exgobernadores y narcotraficantes, ¿cuándo actuarán contra el exdirector de
Pemex, Emilio Lozoya, y el actual líder petrolero, Carlos Romero Deschamps?
Por lo cual, la pregunta lógica es: ¿hay algo qué
celebrar el 18 de marzo? Nada, salvo el cumpleaños de la Chimoltrufia, cuyo
nombre verdadero es Expropiación Petronila, y el nombre de una estación del
metro.
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