Mal
inicia la semana el que lo ahorcan el lunes. Y la del candidato republicano a
la presidencia de los Estados Unidos inició de esta manera. El enfrentamiento
verbal con su opositora demócrata, Hilary Clinton, tuvo visos de tragedia. Un
balbuciente Trump se puso a la defensiva, pero demostró que, como los malos
jugadores, ataca porque le gusta y se defiende porque no le queda de otra.
Los
temas que lo hicieron trastabillar eran evidentes: una fortuna puesta en
entredicho y que no construyó él, sino su padre; su reiterada negativa a
mostrar su declaración de impuestos, cosa que los demás candidatos ya han
hecho; su proverbial racismo, que aplica a rajatabla en sus empresas; el
machismo que es prácticamente la única arma que ha podido utilizar contra
Hilary. Un hombre que discrimina puede bromear sobre el tema cuando encuentra
la complicidad de sus partidarios pero ¿puede utilizar su penosa ideología para
debatir públicamente?
Como
siempre, erró, erró y volvió a errar. También como siempre, ni cuando se
evidenció su falta de educación al ofender a la exMiss Universo Alicia Machado
tuvo la decencia de disculparse. Antes que eso, cobardemente la volvió a
ofender al término del debate.
Aunque
se dice que el primer debate no es definitivo y a veces no representa nada,
Hilary volvió a la cabeza de las encuestas por cuatro puntos y fue amplia
ganadora del debate. Este fue el segundo golpe contra el magnate del peluquín, quien
tendrá que bregar para recuperar esos puntos que son vitales para sus
aspiraciones.
El
tercer golpe provino del conocido diario USA Today quien señaló que el
empresario venido a protagonista de reality shows no está capacitado para
despachar en la Oficina Oval. Fijó su postura, aunque también precisó que esto
no significa un apoyo a Clinton.
Luego
se dio a conocer que la tan controvertida visita a México puede ser usada en su
contra, pues al visitar nuestro país fue trasladado en un helicóptero de la
Fuerza Aérea Mexicana (como si fuera un mandatario) pero la ley electoral
norteamericana prevé que si un candidato recibe aportaciones de un gobierno
extranjero puede ser sancionado hasta por la cancelación de su registro. Sería
una irónica venganza de un país que ha recibito tantas humillaciones del
sedicente “hombre de negocios”.
Y
para concluir esta semana de pesadilla, Roger Waters, el autor de un Muro más
famoso que el de Trump, el de Pink Floyd, le dedicó un mensaje que de puro
contundente no debe ser comentado: no construiremos ese muro, “Trump es un
pendejo” (en español).
Y
si lo dice Waters ha de ser cierto, porque él sabe mucho de estas cosas.
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