Una acusación que se escucha con cierta frecuencia –y con
demasiada ligereza- se refiere a los supuestos auspiciantes financieros de la
CNTE y sus interminables movilizaciones. Particularmente el conductor de
Primero Noticias, Carlos Loret de Mola, ha hecho de la acusación aventurada un
deporte que practica con cierto entusiasmo. Su búsqueda lo lleva a lanzarse
contra diferentes actores de la vida política del país y entre ellos, el
gobierno del estado de Oaxaca es uno de sus favoritos. No el único, pero sí uno
de los más socorridos.
Suponer que la CNTE o la sección 22 del SNTE y sus
adláteres, de manera especial la APPO, existen a partir de que los medios se
fijaron en el estado de Oaxaca, sea desde 2006 o poco antes, es un error de
desmemoria o de desfase histórico. La lucha de este movimiento inició hace 30
años o más. Su fuerza –que es real y mucho mayor que la que calcula Noticieros
Televisa- no fue producto del enfrentamiento con Ulises Ruiz. Tampoco se puede
suponer que el gobernador Gabino Cué ha abonado a incrementar su presencia. La
sección 22 es un poder real, fáctico, y lo era desde mucho antes que tomara el
poder la actual administración aliancista de Oaxaca.
Su fuerza radica en hechos contantes y sonantes. Se apoya en
la defensa de conquistas sindicales como los 90 días de aguinaldo y en una
presencia que trasciende lo sindical y llega hasta la parte institucional de la
dependencia de Educación estatal. Se estructura a partir de cuadros que se
formaron en la lucha contra Jonguitud Barrios, Elba Esther y hoy, contra la
reforma educativa.
La “prueba” que se pretende exhibir para demostrar su adhesión
al gobierno aliancista fue su claro apoyo a Cué Monteagudo y su rechazo a la
propuesta priista. ¿Y? La 22 habría apoyado a cualquiera que se opusiera a su
enemigo natural, que era Ulises Ruiz o su continuador priista. El apoyo fue
natural, pero era una de esas ofertas que no se pueden rechazar.
El golpe a la Maestra –justificado o no- ha tenido un efecto
no esperado: convertir la resistencia natural del magisterio en un fenómeno
viral. Han brotado sectores disidentes en varias entidades como Chiapas, donde
ya es importante, o Yucatán, donde es más bien incipiente.
Replegado, contenido en la capital del país, pero presente,
el movimiento magisterial es un foco ámbar en el tablero político del país. El
tratamiento del conflicto desde el punto de vista de las fuerzas de seguridad
ha sido aceptable por parte del gobierno federal y del correspondiente del D.F.
Algunos sectores esperan un trato más enérgico para evitar las consecuencias
indeseables de plantones y marchas. Pero el atender este asunto sin la debida
sensibilidad o precaución podría, eso sí, detonar un problema que hoy puede
tener una salida decorosa para las partes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario