Haga el siguiente ejercicio: busque en la
prensa escrita, en los medios electrónicos, en portales web y redes sociales,
noticias que NO se relacionen con el triunfo sorpresivo de Donald Trump, con
las repercusiones nefastas de su arribo al poder, con premoniciones a
posteriori de la-única-persona-en-la-tierra que sabía que el
empresario-entertainer venido a político iba a vencer a Hillary. Es tan
abrumador y desagradable ver su rostro por todas partes que se hace necesario
encontrar temas menos ingratos.
Pero es imposible.
A partir del triunfo de Donald Trump el mundo
enloqueció. Los relojes comenzaron a marchar hacia atrás. Seres de ultratumba,
organizaciones oscuras que la decencia había mantenido a la sombra, como el
Ku-Klux-Klan, han vuelto a las calles. Ideologías vergonzosas como la
supremacía blanca se presentan públicamente sin pudor.
Este tipo de “milagros” se reproducen en todo
el mundo. Si Donald pudo ganar, cualquier cosa puede ocurrir. Sea el caso de
Luis Videgaray. Era un zombi de la política tras el desastroso encuentro entre
Peña Nieto y el magnate. Se entendía que había comprometido la de por sí muy
cuestionada figura presidencial en una entrevista insensata de la que nada
bueno podía salir. Y su castigo fulminante fue su caída, no sólo como
secretario de Hacienda sino como hombre fuerte del primer mandatario. Y he aquí que tras la sorpresiva victoria de
Trump, Videgaray volvió a la vida y parece que hoy será el enlace entre el
gobierno norteamericano y el mexicano.
No es el único caso y tal vez sea el más
inocuo. Los futuros colaboradores del futuro presidente forman una nómina
siniestra, digna de la Santa Inquisición. El propio Donald Trump Jr. quien
comparó a los inmigrantes sirios con skittles envenenados; el general retirado Michael
T. Flynn, posible asesor en temas de seguridad, quien identifica al islamismo
como una ideología terrorista; el senador Jeff Sessions, quien suena para
procurador de justicia, rabioso anti-inmigrante; Steve Bannon, propietario del
portal de noticias Breitbart News, de
corte supremacista blanco, principal estratega y asesor de Trump. El
regreso de los brujos en pleno.
No es casual que su inminente llegada a la
Oficina Oval sea comparable sólo a la caída de las Torres Gemelas. Todo se ha
trastocado: la bolsa de valores, el comercio internacional, la manufactura de
autos, la guerra en Irak, la paridad del peso frente al dólar… el tsunami Trump
arrasó con todos los puntos de referencia y como un moderno flautista de
Hamelin ha hecho que emerjan de sus madrigueras las ratas que durante épocas
menos oscuras vivieron a la sombra.
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