Al
presentar una mesa de debate sobre el entrenador de la selección nacional de
futbol, Juan Carlos Osorio, el periodista Carlos Loret de Mola bromeó acerca de
que el asunto era el de Osorio y sus malos resultados, pero jugando con la
confusión entre el apellido del director técnico de origen colombiano y el
encargado de la política interna de México, Miguel Ángel Osorio Chong. La
coincidencia era mínima, pero la broma funcionaba.
Lo
cierto es que, si comparamos los resultados de uno y otro estratega, con todo y
las goleadas que ha recibido la selección verde, el secretario de Gobernación
saldría peor calificado que aquél. Primero, obvio, porque la importancia de su
encargo es mil veces superior que la del entrenador del “equipo de todos”, pese
a que mediáticamente se le dé más espacio. Segundo, porque la selección
mexicana sigue viviendo más o menos en la misma mediocridad a la que ya nos
tiene acostumbrados, mientras que los índices de violencia, sobre todo la
relacionada con el crimen organizado, están en aumento alarmante.
Si
se compara el 2017 con el año anterior, el crecimiento del delito de mayor
preocupación, el homicidio doloso, fue de casi 30 por ciento en el primer
trimestre de ambos años, con una ocurrencia de 5 mil 775, contra 4 mil 460 del
2016; de éstos, 4 mil 322 están relacionados con el crimen organizado. Otro
delito de alto impacto que se ha disparado a la estratósfera es el robo a
comercios, con un incremento de 47 por ciento. La denuncia de extorsión también
ascendió 30 por ciento.
Debemos
considerar que cuando uno o varios delitos se transforman en estadística
podemos perder de vista su dramática realidad. Esto, porque en muchas ocasiones
se cometen varios de estos crímenes a la vez, como cuando existe un homicidio
en el curso de un asalto o cuando hay actos de crueldad y tortura por parte de
los delincuentes. Las secuelas psicológicas o físicas pueden acompañar a las
víctimas por años. A veces, por toda su vida.
Queda
claro que es tan injusto culpar a un Osorio por la triste actuación de la
selección de futbol como al otro por el crecimiento de la delincuencia. El
problema es multifactorial, histórico y endémico. Pero indiscutiblemente las
políticas que se aplican desde la oficina de Bucareli deben tener un impacto
sobre el control de la criminalidad. No es el único indicador de la gestión de
Segob, pero es sin duda el más importante. Triunfar en las elecciones estatales
o controlar opositores no es la medida para calificar la actuación de Miguel
Ángel Osorio Chong. Equivale a medir a los verdes por ganar todos sus partidos
de Concacaf. Hay que ganarle a Alemania y a Chile, diríamos en un caso. Hay que
darle seguridad a los mexicanos, diríamos en el otro.
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